En entrevista con El Ferrol, el director de la Biblioteca Municipal de Chimbote da cuenta de la actividad que se ha venido desarrollando en la biblioteca del puerto, a pesar de pandemia y el cierra puertas por la cuarentena.

La Biblioteca Municipal de Chimbote cerró sus puertas en marzo pasado, ante la llegada de la pandemia y sus cifras de muerte. Tras varios meses de incertidumbre, el escritor y gestor cultural Augusto Rubio Acosta fue designado en julio como nuevo responsable y conversamos con él respecto al trabajo que se viene realizando en este espacio dedicado al fomento del libro y la lectura.

—¿Cómo está funcionando la Biblioteca Municipal de Chimbote, Augusto?, ¿qué tipo de servicio se brinda a puertas cerradas?

—Hemos priorizado el trabajo remoto en virtud a los servicios que consideramos esenciales en el contexto de la emergencia sanitaria y definido nuestras actividades visibles en la comunidad a través de internet. En nuestro rol de difusión y preservación del conocimiento, nos dirigimos al ciudadano y lo apoyamos en el contexto educativo mediante el soporte que de algún modo brindamos a través de nuestra página en Facebook. Desde el 1 de julio venimos realizando un ciclo diario e ininterrumpido de transmisiones en vivo donde dialogamos y compartimos experiencias con autores, bibliotecarios y mediadores de lectura de la ciudad y de otros puntos del país; también con expertos internacionales en fomento del libro y la lectura, con editores, maestros, estudiantes y lectores en general. Cerramos el mes de octubre con sesenta de estas actividades en línea. Hemos descubierto un nuevo público que antes no tenía contacto con nosotros. Se trata de iniciativas virtuales que estarán vigentes mientras las salas de lectura y las estanterías permanezcan cerradas en previsión de contagios de la Covid-19.

—A propósito del cierre, ¿cuándo estaría reabriéndose la biblioteca?

—Las investigaciones y la información sobre el manejo de los materiales impresos en las bibliotecas aún son incipientes; el riesgo es múltiple si exponemos a los usuarios a la presencia física (que implica el traslado —muchas veces vehicular— hasta nuestra sede) y al contagio que puede generar el contacto con libros que puedan haber sido usados por personas infectadas. Creemos que primero es el ser humano; no es responsable poner exponer la salud y la vida de las personas. La misma Biblioteca del Congreso de Estados Unidos manifestó hace poco que, al no existir información histórica sobre este tipo de casuística en pandemias, “el tiempo es el mejor desinfectante” y que “la profilaxis y las medidas preventivas” son lo mejor que podemos hacer para defendernos de la amenaza en este tiempo tan incierto. La Biblioteca Nacional del Perú, por ejemplo, nuestro ente rector, sólo tiene habilitada (previa cita) su sala de investigadores en un porcentaje mínimo y su oficina de depósito legal; el resto está cerrado. Tenemos que prevenir; en España ya se vive una segunda ola de contagios, tenemos que aprender de las desgracias que vivimos, nadie desea eso para Chimbote.

—Entonces, no hay fecha de reapertura próxima.

—No tenemos contemplada fecha de reapertura de la biblioteca. Y cuando esta se produzca será por fases, de manera paulatina. Esperamos que la curva desaparezca, que se pueda hablar de cierta seguridad en materia de la vida y la salud; esa es nuestra mayor preocupación y prioridad.

—Correcto. Además de las charlas por Facebook, ¿qué más se ha realizado en la biblioteca durante estos meses?

—En julio tuvimos varias jornadas de capacitación sobre mediación de lectura y curaduría bibliotecaria; y en octubre tenemos una actividad de relevancia: como Centro Coordinador Regional que somos, se han programado tres días de capacitaciones con expertos de la Biblioteca Nacional del Perú. El 19, 21 y 23 de octubre se desarrollará un temario que abordará el rol de las bibliotecas en la comunidad, la gestión bibliotecaria, el desarrollo de colecciones, la organización de la información, el servicio y los usuarios, y las tecnologías de la comunicación. Convocamos a todas las bibliotecas públicas y privadas de la región Áncash, por más pequeñas o grandes que sean, a esta cita gratuita e imprescindible de cara al nuevo tiempo que estamos viviendo; también hacemos extensiva la invitación a los mediadores de lectura independientes e interesados en crear espacios de fomento del libro con mejores estándares de calidad para la prestación de servicios a los usuarios.

—¿Cómo estamos en las gestiones y alianzas con otras instituciones? ¿Se ha avanzado algo en ese tema?

—Tenemos un vínculo muy estrecho con la Biblioteca Nacional del Perú. En reuniones virtuales realizadas a través de la Dirección de Desarrollo de Políticas Bibliotecarias participamos con representantes de otros espacios de lectura y gobiernos locales, con el fin de intercambiar experiencias y formular estrategias para continuar afrontando de la mejor manera la emergencia sanitaria, pero también con el objetivo de fortalecer el Sistema Nacional de Bibliotecas. Venimos participando de las conversaciones que determinarán la donación de 400 libros a nuestra institución de parte de la Biblioteca Nacional, un esfuerzo donde también participa el Ministerio de Cultura en virtud al presupuesto otorgado por decreto de urgencia para la adquisición, actualización y valoración de colecciones destinadas a bibliotecas públicas.

—¿Existe algún proyecto de envergadura para el tiempo que viene? Me refiero a algo que pueda cambiar la realidad de la biblioteca y activar la lectura en la población.

—Acabamos de elaborar el perfil de un proyecto de inversión pública para el mejoramiento de los servicios de la Biblioteca Municipal de Chimbote. Se trata de un proyecto que romperá distancias, se marcarán dos áreas estratégicas cuyo objetivo será mejorar la calidad de vida de las personas; queremos, en primer lugar, mejorar y crear servicios de apoyo a la Biblioteca Municipal y, en segundo término, crear programas de apoyo a la participación social de las personas, con cuatro ejes transversales que son: identidad, prevención de la violencia, género y derechos humanos. Necesitamos implementar la biblioteca con el material necesario para desarrollar un proyecto de rol social que haga de sus espacios no sólo centros de lectura, sino de reunión social para la comunidad, un lugar donde se organicen eventos y talleres artísticos, de cultura, pero sobre todo de comunidad. El proyecto de inversión pública nace con la idea de desarrollar un programa de animación, mediación y fomento del libro y la lectura dirigida a toda la población y para facilitar el acceso a los libros.

—¿A cuánto asciende el presupuesto de ese proyecto de inversión y cuándo iniciaría? ¿En qué etapa está?

—Ayer (lunes) presentamos el presupuesto, en principio a nuestra área rectora, la Gerencia de Educación, Cultura y Turismo. Asciende a medio millón de soles, pero seguramente se ajustará al presupuesto edilicio; eso está para determinarse. Se trata de un perfil, es la primera etapa. Hay otros proyectos en cartera y elaboración, de cara al 2021, como la implementación de dos rutas literarias [Arguedas y Juan Ojeda] que intervendrán parte de la ciudad y coincidirán en la biblioteca; pero vamos por pasos, es un trabajo silencioso. Felizmente, contamos con el respaldo del gerente Abraham Siancas, y del alcalde provincial que apuestan por este tipo de obras intangibles.

—Hay quienes exigen desde la población que el municipio invierta en obras físicas, en cemento y concreto, ¿por qué debemos invertir en libros y en mejorar los servicios de la biblioteca?

—Porque la lectura es una de las formas que existen de felicidad, un goce individual; con el país que tenemos es el único modo de estar bien o de intentar estarlo, de viajar en paz a otros mundos y a otro tiempo, uno alejado de la peste y del caos social y político que tenemos. Leer no tiene por qué ser obligatorio ni en la escuela ni en casa. Leer es un placer, es el auténtico desarrollo de los seres humanos; y la biblioteca, en ese contexto, es el único pulmón por el que podemos respirar.

(Redacción El Ferrol)


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