La caída se dio en los tres primeros trimestres del periodo anterior, en respuesta a retrocesos observados en el sector pesca y manufactura.

La economía de Áncash registró, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), una caída de 3,5 % durante el año 2023. La baja se debió al decrecimiento registrado en los primeros tres trimestres de ese periodo, informó la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes).

A modo de balance, la región decreció en los tres primeros trimestres del año en respuesta a retrocesos observados en el sector pesca y manufactura, influenciados por la baja extracción de anchoveta en los puertos de Chimbote y Coishco, y la menor producción de harina y aceite de pescado.

Sin embargo, en el cuarto trimestre del 2023, la economía de la región se recuperó (1.7 %), debido a un crecimiento del 10.3 % en minería e hidrocarburos ante la mayor producción de plomo (12.8 %) cobre (11,5 %) y zinc (11,3 %).

Gustavo Meza, economista de Redes, enfatizó que garantizar el crecimiento es clave porque permite atender problemáticas como la pobreza. El especialista señaló que –según el Banco Mundial– el 85 % de la reducción de la pobreza entre los años 2004 y 2019 respondió al crecimiento económico. De hecho, en el año 2022, más del 20 % de la población de Áncash se encontró afectada por la pobreza.

“Apostar por el crecimiento económico, también significa luchar contra la pobreza. Recordemos que, si observamos un menor crecimiento económico, ello supone una disminución de empleos, lo que implicaría que el ingreso familiar sea menor y ello genera un estancamiento en la reducción de la pobreza. En consecuencia, las brechas de desigualdad en nuestras regiones pueden ampliarse”, indicó el economista.

PANORAMA NACIONAL
En el panorama nacional, durante el 2023 la economía peruana registró una caída de 0,6 %. En específico, las regiones de Puno (-7,4 %), Lambayeque (-5,7 %), Tumbes (-4,1 %), Áncash (-3.5 %) y Junín (- 3.0 %) fueron las que registraron un mayor descenso el año pasado. El retroceso observado respondió fundamentalmente a las condiciones climáticas adversas y la caída de 7.2 % de la inversión privada –afectada por los conflictos sociales y la incertidumbre política–.

“Ambos factores condicionaron la actividad de sectores clave como agricultura y pesca, los mismos que cuentan con un gran potencial productivo regional y son capaces de generar empleo e ingresos para la población. De hecho, este menor desempeño observado en la actividad económica podría afectar la lucha contra la pobreza en los departamentos de nuestro país”, explicó Meza.

EXPECTATIVAS PARA EL 2024
Para este año, se proyecta un crecimiento del 3 % de la economía nacional. Esta expectativa se encuentra respaldada por el aumento consecutivo en enero (0,27 %) y febrero (2,85 %) en la producción nacional del pasado enero.

Las estimaciones para el término del presente año apuntan no solo a una recuperación del gasto privado, sino también a la mejora de las condiciones climáticas que influyen en el crecimiento de sectores económicos primarios y no primarios.

“A pesar del crecimiento en dos meses consecutivos y la expectativa positiva para la economía peruana de este año, es importante que los esfuerzos se concentren en garantizar el clima de confianza en el país con la finalidad de impulsar la inversión privada y, así, generar más oportunidades de empleo. Abordando ello, podríamos esperar un panorama incluso más auspicioso para este año”, concluyó el especialista de Redes.

(Fuente: Red de Estudios para el Desarrollo)


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